Algunos Bares del Centro


No había pisado el renombrado hotel Bolívar hasta diciembre del año pasado; una visita a su bar fue suficiente para enamorarme de aquel lugar en el cual uno se siente de regreso a los años cincuenta y puede experimentar la extraña y agradable sensación de estar en el hotel de “El Resplandor”. Todo en él es interesante, sus acabados, sus pasillos y hasta sus baños, pero sobretodo su pisco sour; el mejor que he probado en mi vida. Más allá del bar del hotel, existen una serie de elementos en los alrededores que dejan a cualquiera maravillado. La plaza San Martín, por ejemplo, es una de las más hermosas de Lima y su perfecta iluminación nocturna sirven de marco ideal para una salida nocturna. Es por eso que hace un par de semanas, cuando un buen amigo mío sugirió la idea de recorrer los bares aledaños a la plaza, aquellos que él ya conoce a la perfección y yo no, acepté sin imaginar los lugares que descubriría esa noche de viernes en el Centro de Lima.

Lobby del Bolivar

La noche comenzó en el histórico hotel Bolívar, el que, con casi 80 años de antigüedad y una arquitectura que lo ha convertido en patrimonio histórico, recibió a Nixon, a John Wayne, a Ava Gardner y algunos de los Keneddy. Ubicado al lado del Jirón de la Unión, este imponente hotel de 106 habitaciones fue comenzado a construir durante los años 20 y se convirtió en el destino preferido de todas aquellas personas que venían a visitar nuestra ciudad. Un auto antiguo, de los años veinte tal vez, nos da la bienvenida en el lobby antes de llegar al bar. Por este mismo lobby, si se es recatado y silencioso, uno puede subir las escaleras y descubrir los niveles superiores del hotel.



Con sus largos pasillos y baños a la antigua (música de salón incluida en ellos), tal como ya mencioné, el Bolívar nos hace sentir como el personaje de Jack Nicholson en “El Resplandor”, perdidos en la inmensa belleza arquitectónica del otrora mejor hotel de todo Lima, pero esto décadas atrás, mucho antes de los Marriots, Swisshoteles y todos los demás, mucho antes de que perdiera el glamour allá por los años setenta y se convirtiera en el abandonado y oscuro refugio de pirañitas y drogadictos hasta mediados de los noventas en que fuera recuperado. Pero lo bueno del Bolívar es que con su reapertura al publico volvió también su glamour, y gran parte de éste se concentra en su extraordinario bar con mesitas prolijamente bien acomodadas, de todos los tipos y para toda cantidad de bebedores. Es, sin embargo, la barra mi lugar preferido en el bar del Bolívar; cómoda y espaciosa, además de permitirte ser testigo del proceso de preparación del mejor pisco sour; a diez soles el normal y quince el “Catedral” , 100% recomendable. Lo que no es muy recomendable es salir a la terraza donde el caos citadino invade el ambiente mágico, restándole gracia y armonía al bar.

El segundo destino en mi recorrido de bares se llama El Bolivarcito, situado a un costado del hotel y que nos permite disfrutar del mismo pisco del Bolívar a menor precio pero en un ambiente un poco menos grato. De fuerte iluminación amarillenta y espacios amplios, El Bolivarcito te da la bulliciosa bienvenida e invita a probar su exquisito pisco sour a quienes su ajustado bolsillo no permite visitar el bar de al lado. A tan solo seis soles el pisco chico y a doce soles el doble; la seductora diferencia de precios invita a quedarse en el local hasta altas horas o hasta que uno vuelva a tener noción del tiempo y se percate que es hora de retirarse a conocer otros lugares.



Caminando un poco más y contorneando la Plaza San Martín llegamos a esta bulliciosa fuente de soda que de noche se transforma en un concurrido bar, el cual, lamentablemente, no tiene tanta tradición como comensales ni tantas sillas como tranquilidad. El Cosmos esta dividido en dos partes, la de adentro y la de afuera para ponerlo de una manera sencilla. No conocí del todo bien la colorida parte de adentro pues la bulla de la música y los gritos la convertía, a mi gusto, en un lugar para ser evitado; demasiadas luces de neón para un solo ambiente tan poco espacioso. La parte de afuera es más simpática: Una pequeña terracita en plena vía publica atestada de mesitas las cuales a su vez, atestadas de gente ofrecen una agradable vista hacia la mismísima plaza.

El Cosmos no es un mal lugar, es más bien un lugar muy interesante; música con mucho volumen para aquellos que gusten de la estridencia, colorido por dentro y tranquilo por fuera. Ideal para los que gusten del aire libre. Pero sin duda alguna el fuerte del Cosmos es lo siguiente: ¡A solo seis soles la botella de litro cien!


Cruzada la histórica plaza y dejada la anécdota del libertador y la autóctona llama atrás, llegamos al siguiente bar, o mejor dicho, restaurant-bar : El Estadio F.C. Ubicado en Nicolás de Pierola N° 922 reúne las características de un museo para los amantes del fútbol.

Estadio F.C


Acompañado del “granítico” Hector Chumpitaz, en la mejor de sus poses, un amable portero nos da la bienvenida al Estadio F.C y nos invita a pasar a uno de los lugares más simpáticos que he conocido últimamente. Dentro del local, un ambiente cálido y espacioso nos recibe. Decoración medio rustica combinada con afiches de estadios, equipos de fútbol e ídolos de multitudes se mezclan con los acabados de madera y nos terminan de dar la bienvenida. A lo lejos, sentado solo en una mesa en una esquina, el “Rey” Pelé parece ahogar sus penas y quejarse del olvido en el que se encuentra al lado de figuras más contemporáneas como Zinedine Zidane quien parado a unos metros sonríe a quienes bebiendo sus cervezas, parecen ignorar a la estática estatua ahí parada. Unos metros más cerca nos encontramos con un sonriente Diego Armando Maradona. El número “10” sonríe sentado en una de las mesas centrales del local, añadiendo más gracia aún al pintoresco lugar.

Barra del Estadio F.C


La barra del local es otra cuestión digna de resaltar; se encuentra repleta de afiches, banderillas, pines, jarrones y muñecos de diversos clubes y famosos jugadores. Así por ejemplo nos encontramos con un “Ñol” Solano emulando alguna de sus mejores jugadas con la camiseta del Sporting Cristal en una versión en miniatura que lo hace ver más pequeño aún de lo que en realidad es. Un estático y alegre Ronaldinho Gaucho, mientras tanto nos espera a la subida de las escaleras para hacernos conocer el segundo piso del Estadio F.C. donde encontrará un nuevo ambiente, similar al anterior, donde poder beber con más de la original y novedosa decoración del lugar. Estadio F.C, con sus tres niveles, es un lugar original, ameno y bastante recomendable, aunque tal vez sea un poco más caro en comparación con un bar tradicional.


Al salir del Estadio F.C. Me dirigí al Munich, piano-bar ubicado en la misma recta del hotel Bolívar, entre la plaza Francia y el Jirón de la Unión, pasando el Club Nacional, ese al que probablemente nunca me dejen entrar y cuyo gran y pomposo balcón, donde una solitaria pareja intercambiaba muestras de afecto, me quedé observando con curiosidad desde el otro lado de la pista en mi camino al Munich. El Munich, para el que así lo crea, no tiene nada que ver con fútbol, a diferencia del local anterior, y a diferencia de éste, es un húmedo pero acogedor sótano que me hizo pensar a primera impresión en “The Cavern”, viejo club de Liverpool que alojó a los Beatles innumerables veces antes de que alcancen la fama que llegaron a alcanzar.



Entrada del Munich

Pues bien, el Munich es también un rustico sótano cuyo ingreso asemeja un barril de vino; sin duda una de las cosas más simpáticas del lugar junto a sus largas mesas de madera donde uno puede sentarse a beber de un pequeño jarrón al lado de un extraño con quien tal vez solo se pueda tener en común el gusto y afición por la cerveza. Cuenta la historia que el local existe desde mediados del siglo pasado, inaugurado por Helga y Hans, pareja de esposos de alemania y suiza respectivamente, quienes decoraron el lugar al estilo de una vieja taberna alemana, para lo cual mandaron traer el clásico piano alemán que permanece ahí hasta hoy en día.

Barra del Munich

La gracia del Munich es su ambiente grata y rústicamente alienado a la europea y que nos hace sentir fuera de esta ciudad. Se dice que diversos personajes han llegado a puertas del Munich en busca de su clásica cerveza en jarrones; desde Brice Echenique hasta Abimael Guzmán.

Una cosa de la que me pude percatar esa noche fue el sabor particularmente amargo (pero agradable) de la cerveza. Aunque me aseguraron que era Cristal no supe atribuir la amargura a ningún factor en especial. Otra cosa curiosa del lugar son sus jarrones los cuales llevan escrito erróneamente “Miunich” en lugar de Munich.



Salí del Munich gratamente sorprendido y ya con los efectos del alcohol bebido a lo largo del recorrido. Mi siguiente y ultimo destino de la noche: El Queirolo. Si bien nos estábamos alejando un poco de la plaza San Martín, es un destino obligado en este tipo de recorridos por ser, tal vez, el más tradicional de todos los bares.


El Queirolo


Pasando por el remodelado Jirón Quilca, repleto ahora de restaurantes y buena iluminación, llegamos a la esquina con Camana. Eran mas de las 2 de la mañana cuando un apresurado mozo del lugar nos dijo que estaban cerrando y no nos atenderían. Al entrar, sin embargo, el encargado de turno nos invitó a pasar y ubicarnos en uno de los salones del fondo donde aun había sitio. El Queirolo es amplio, es frío y cálido a la vez y esta lleno de vida.

Cervezas y mucho pisco en El Queriolo bastaban para cerrar la noche y así fue. Sentados en nuestra sencilla mesita de madera disfrutamos hasta el ultimo momento del chilcano de pisco.

Barra del Queirolo


Pero para entonces el publico era escaso y era ya más la gente que se iba que la que llegaba. Luego de una ultima ida al baño, donde un tambaleante borracho me balbuceaba incongruencias mientras se orinaba a sí mismo en un intento por apuntar al urinario, decidí que era hora de partir. Volví a la mesa y miré a mi vaso con pisco, estaba aun a la mitad si es que no más arriba de la mitad, era el ultimo que quedaba sobre la mesa y no sabía si cerrar con él la noche de recorrido de bares en el centro de Lima. Finalmente me animé y de un solo sorbo terminé con la ultima gota de alcohol que nadie más estaba dispuesto a beber por esa noche. Gran error, es cierto, pero no lo supe sino hasta la mañana siguiente.

Esa noche salí del último de los bares con la sensación de haber conocido bastante. Sé que hay mil lugares más de los cuales hablar como el Superba, el Cordano y más, pero esos lo dejo para otra noche.

Me despido recordandoles que se animen a ir un poco más allá de lo cotidiano. Para quienes no conocen el centro, espero se hayan dado cuenta de la variedad de lugares para conocer. No es más peligroso ni mucho menos más caro (ir desde La Molina al centro en taxi es más barato que ir a Miraflores por ejemplo). Muchas veces por nunca animarnos a salir de la rutina nos podemos perder de conocer buenos y distintos lugares.

Los dejo con los links de los dos unicos lugares que he mencionado que tienen pagina web:

El Gran Hotel Bolivar
http://www.granhotelbolivarperu.com/

Estadio F.C.
http://www.estadio.com.pe/


Imágenes:

  • Página web del Hotel Bolivar
  • Página web de Estadio FC
  • www.ciudad-nn.blogspot.com

Por David Olano

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial descripciòn del Centro de Lima y lo que son sus magnificos bares!!!! salud!!!

Anónimo dijo...

Estadio F.C es lo maximo!!!!!

Anónimo dijo...

Mis felicitaciones! buena cronica! aun es de dia pero ya quiero que anochesca para ir en busca de esos bares del centro!!!!!!!! Casi me he podido sentir en esos lugares!

Anónimo dijo...

Transmitir sensaciones,Te felicito con esta cr�nica lo lograste, sin duda gu�a obligada para conocer Lima de noche. Me gust� lo que viste, lo que sentiste y c�mo lo transmitiste.

Anónimo dijo...

Great blog, good for everyone, not just tourists!
I wish i had this when i first got to Lima!!
Scott - Australia

David Olano dijo...

Thanks Mate!

Anónimo dijo...

bien escrito y muy informativo! no sabía que existe esa barra de Munich. La próxima vez en Lima la visitaré...
ojala pronto :-)

David Olano dijo...

Asi es Kevin! la verdad que no conocía Munich en los dias que estuviste por Lima. Definitivamente vamos a ir juntos cuando vuelvas por aquí. Gracias por el comentario amigo!